viernes, 2 de octubre de 2009

Mirar la luna

Ella entrega su cuerpo al mirar la luna.
Su pelo flota en pequeñas ondas amarillas.
Ella libera su voz, grita, aúlla, gime, balbucea.
Los sonidos recorren caminos, bajan abruptamente hacia un abismo, buscando una salida y gozan al hacer pequeños zigzags que ríen y sueñan.
Ella encuentra la felicidad al mirar esas chispas de vida que acompañan la noche.
Ella sonríe con esa sonrisa de teclas blancas que bailan apuradas saltando al compás de una rumba movediza, excitante y sensual.
Ella busca abrigo y refugio, para gozar.

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